3/01/2007

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(ver llover/ ver llorar)

Afuera llueve,
y a ella le gusta
ver llover...

El cielo
llora
sobre la ciudad.
Y en la calle
veinte
habita ella,
entre casas
viejas
de puertas
polvosas,
chapas oxidadas,
y recuerdos perdidos.
Ahí,
en el
ciento doce
de balcones
altos
y portones
grandes,
habita ella.

Afuera llueve,
y las gotas
gordas,
frias,
se estrellan
en los incautos,
se estrellan
con los coches,
en el suelo,
con ventanas,
en el alma.
Rios nacen
en las calles,
limpiándolas
de hombres,
de sentimientos,
y demás
acontecimientos.


Afuera llueve,
y ella:
sola, entre
el polvo
sola, bajo
el candelabro
sola, frente a
los cuadros
(de parientes
que nunca conocio)
sola, y
arrugada
sola,
sin juventud
sola,
abandonada.

Afuera llueve,
ella se asoma
al balcón,
mira
sus macetas
espera ver flores:
azucenas
que nunca regó,
solo observa
tallos
podridos
tierra
descompuesta,
y a sus ojos
en esa mezcla
florecen girasoles
de anhelos
perdidos,
de suspiros
desaparecidos.


Afuera llueve,
y cuando llueve
se mira las manos
sin arrugas
se mira el cabello
negro
de nuevo
y mira la calle:
la lluvia mojando
caras conocidas,
personas antiguas,
autos atrasados,
sombreros, paraguas
y vientos de antaño
(memorias de
una era fallecida).
Ella observa,
se alegra,
recuerda,
se olvida.
Se olvida
del polvo,
los reumas,
los años,
la lluvia
devuelve,
su juventud
desvanecida.

Cuando
afuera no llueve,
en los dias cálidos,
de sol brillante
y calles secas
ella se asoma
al balcón,
en el ciento doce
de la calle veinte
para llorar,
anhelando
la lluvia,
anhelando
los sueños,
anhelando
otros tiempos.
Cuando llora,
en sus ojos
llueve
y todo regresa
y todo comienza.

Por eso,
a ella le gusta
ver llorar...

Jorge R. Negroe Alvarez

2 comentarios:

Diego Sánchez Aguilar dijo...

Me agradó mucho el dibujo de los párrafos, armoniza con el texto, creo que les dicen caligramas a esas cosas. Y en la calle / viente /habita ella Ahí no entendí eso de "viente". Tienes buenas imágenes, es como una descripción desde un prisma de una persona, como una vista mosca, eso creo que también me gustó. Internamente hay cosas de las que creo podrías suprimir. Por ejemplo, cuando escribes: Rios nacen / en las calles, / limpiándolas de hombres, / de sentimientos, / y demás acontecimientos. La parte de demás acontecimientos debilita un poco el ritmo, sí, existe la rima consonante de tos, entre los dos hay cierto ritmo, pero reitero, creo que se hace fatigoza esa parte. Me agradó la parte de las flores, el juego entre la esperanza de los dos personajes, el que crea y el creado, el creado espera ver soles, el creador no le deja ver soles, lo deja en una noche incierta, perdida en el tiempo. Gracias por compartir esto Jorge, sigue así!

Anónimo dijo...

Coincido: sentimientos-acontecimientos no resultan buen verso... (Alguna vez le dijo Arreola al joven Leñero, quien esperaba, creo, un consejo de otro tipo: "Mire usted, no se puede ser escritor con ese nombre. Vicente Leñero Otero. Es un mal verso. Quítese el segundo apellido". Algo así).

Hay otros, pero que a mi parecer no molestan:

"...de anhelos
perdidos,
de suspiros
desaparecidos."

Por ejemplo.

En Pessoa abundan, pero claro, es Pessoa y no se discute el vigor ni la efectividad de sus versos. Es más, creo que él mismo fue quien buscó y encontró esa música.

Volviendo a tu poema, me molesta que la misma palabra aparezca una y otra vez si esto no ayuda al poema: "anhelos", verbigracia. Ya sé que algunas veces las repeticiones son afortunadas; no me parece el caso de ésta. O, quizá, tengo problemas con esa palabra: anhelos. No lo sé.

Por lo demás, lograste crear la atmósfera y meternos en ella. Aunque te guste decir lo contrario, Jorgito, me late que vas pa'lante.

Un abrazo y, éste sí, me ofrezco a repetirlo siempre.